Cada año, al menos 15 millones de nacimientos
son prematuros, una cifra que va en aumento y que preocupa a las autoridades de salud, debido a que un millón de estos
niños fallecen al verse expuestos a un sinnúmero de enfermedades que conducen a
complicaciones como el virus respiratorio sincitial (VRS), un virus estacional muy común que puede
transmitirse fácilmente de persona a persona, causando por lo general síntomas
leves, pero provocando infecciones graves en los pulmones y otras
complicaciones que pueden requerir atención hospitalaria en bebés y niños pequeños de alto riesgo.
Más de la mitad de los bebés están expuestos al
este virus en su primer año de vida, el cual se propaga al estornudar, toser o
al tocar algo que pueda contener el virus. Su período de incubación es de 2 a 8
días y los síntomas varían según edad, factores de riesgo, exposiciones
ambientales y antecedentes de infecciones previas. Los síntomas más comunes son congestión nasal, tos, pérdida
de apetito, estornudos, fiebre, dolor de cabeza y silbancias.
En casos graves, el VRS puede ocasionar bronquiolitis, que es una inflamación
de las vías respiratorias pequeñas en los pulmones, en el 90% de los casos y neumonía,
que afecta a un 50% de casos diagnosticados con VRS.
“Los bebés prematuros, con malformaciones de
corazón y con enfermedades pulmonares crónicas que requieren oxígeno en casa,
se encuentran con mayores riesgos de adquirir esta infección, que puede
enfermarlos gravemente y en algunos casos, ser potencialmente mortal”, explicó
el Dr. Esteban Coto, Director Médico de AstraZeneca para Centroamérica y el
Caribe.
El VRS es considerado la principal causa de
hospitalización en los lactantes y la segunda causa de muerte postnatal a nivel
mundial. La OMS (Organización Mundial de la Salud) estimó que por año se presentan 33
millones de casos asociados al VRS en menores de 5 años, de los cuales 3
millones requieren hospitalización. Se estima que 45 de cada 100 niños que
llegan al hospital son menores de 6 meses.
En nuestra región podría registrarse un aumento de casos en los próximos meses debido a que este virus es estacional y se exacerba con la llegada de las lluvias, por un periodo que tiene una duración promedio de 5 a 6 meses. Además, es importante considerar que, debido al confinamiento por la pandemia, una parte importante de la población infantil no ha estado expuesta al virus y con el regreso a la presencialidad educativa en muchos países, es posible que aumente la transmisibilidad de menores en edad escolar y pre-escolar a los más pequeños.
Es importante proteger a los niños de enfermar
gravemente por el VRS. Existen alternativas terapéuticas que han demostrado una
reducción efectiva en la tasa de hospitalizaciones relacionadas con el VRS en
bebés prematuros y de alto riesgo. En
esta categoría se encuentran los niños que nacen con defectos en el corazón que
provocan dificultades en la circulación de la sangre hacia el cuerpo y los
pulmones (esto se conoce como cardiopatía congénita hemodinámicamente significativa).
Para prevenir el contagio de este virus aún no
existen vacunas disponibles. Sin embargo, hay otras opciones como anticuerpos
monoclonales, que son proteínas de defensa que se inyectan al bebé para
brindarle protección, particularmente para evitar los casos graves y
hospitalizaciones por la enfermedad. Lo cual se vuelve importante para los
niños prematuros, que tienen sistemas inmunes más débiles o enfermedades
asociadas como cardiopatías congénitas, ya que tienen mayor riesgo de tener
complicaciones severas si llegan a enfermarse.
Se recomienda a las personas responsables de los menores de edad, extremar las medidas de higiene como el lavado frecuente de manos, el protocolo de tos y estornudo, mantener la limpieza regular de superficies y juguetes, no compartir los utensilios de comer, evitar el contacto cercano con personas enfermas y el fumado, pues los lactantes que son expuestos al humo del tabaco presentan un mayor riesgo de adquirir el virus y agravar su situación clínica.