Desde 1993, cada 22 de marzo se conmemora el
Día Mundial del Agua, con el fin de concientizar a las personas acerca de la
crisis mundial del agua y la necesidad de buscar medidas para que todos los
habitantes del planeta tengan acceso a ella. En el marco de esta celebración,
el Instituto Nacional de Bosques -INAB- hizo un llamado a valorar y proteger este
recurso, ya que el agua subterránea representa alrededor del 30%
del agua dulce del mundo. De los 70% restantes, casi 69% es
capturado en las capas de hielo y nieves glaciares en las montañas, y solo un
1% se encuentra en ríos y lagos.
Desde la cosmovisión maya, el agua es un
elemento sagrado y con vida propia, la cual se le debe respetar, cuidar y
apreciar. También se concibe como un ente que posee su propia energía y es
importante en la territorialidad y espiritualidad de los pueblos indígenas.
Aunque Guatemala cuenta con condiciones
naturales favorables para disponer de agua abundante para las personas, el
ambiente y la productividad económica, de los 97 mil millones de m3 de agua que
se producen anualmente, solo se aprovecha un 10% a nivel nacional.
De acuerdo a un estudio de la Universidad de
San Carlos de Guatemala, Herrera 2011, en Guatemala el escurrimiento
a través de los ríos representa 101,000 millones de metros cúbicos por año. Sin
embargo, es aceptado que la principal fuente de abastecimiento público para el
país, son las aguas subterráneas, con un potencial de aproximadamente
33,699 millones de metros cúbicos.
“Desde
el INAB trabajamos por el desarrollo sostenible del sector forestal, lo cual
incluye la protección y restauración de las áreas boscosas del país, por el rol
indispensable que juegan en la provisión de bienes y servicios ambientales, especialmente
en la captación de agua, actuando como una esponja que permite infiltrar hasta
el 15% del agua de lluvia, la cual se conforma en aguas subterráneas que se
almacenan en acuíferos”, declaró Rony Granados, gerente del INAB.
La principal contribución de los bosques
relacionada con el agua es la regulación y recarga hídrica. Durante la época de
lluvia captan e infiltran el agua, alimentando el manto freático o agua
subterránea y liberándola de manera regulada durante toda la temporada seca. De
esta manera abastecen comunidades para su uso doméstico, riego e industria,
entre otros usos.
Por otra parte, Granados resaltó que las aguas
subterráneas constituyen un excelente “amortiguador” frente a la variabilidad
climática de los abastecimientos del agua superficial (favoreciendo así la
adaptación al cambio climático), debido a las reservas almacenadas en los
sistemas acuíferos, por lo cual es de vital importancia implementar acciones
que garanticen su permanencia, en cantidad y calidad, puntualizó el gerente del
INAB.