El pinabete (Abies guatemalensis Rehder) conocido también como Tzin´ chaj (Quiché) o Pachac (Mam) es una especie nativa, endémica, protegida y en peligro de extinción, regulada en la Ley de Áreas Protegidas (Decreto 4-89), Ley Forestal (Decreto 101-96) y contenida en el apéndice 1 de la Convención Sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres –CITES-.
Es una especie arbórea, que puede alcanzar
hasta 50 metros de altura y hasta 1
metro de diámetro. Se localiza en rangos altitudinales de 2,400 a 3,500 msnm, en bosque muy húmedo montano bajo
y bosque muy húmedo montano, con temperaturas
entre los 3 y 10º C. y
precipitaciones de 1,500–3,000 mm/año. En estado natural se encuentra en los
departamentos de San Marcos, Quetzaltenango, Totonicapán, Sololá,
Huehuetenango, Quiché, Jalapa y en la Sierra de las Minas. Actualmente existen 27,548.29 hectáreas de
bosque nativo.
Para la conservación y manejo de la especie se
cuenta con dos instrumentos, la Estrategia Nacional para la Conservación del
Pinabete 2019-2028, su objetivo es coordinar acciones interinstitucionales para
la conservación, restauración y fortalecimiento a las cadenas productivas, y el
Reglamento sobre Manejo de Plantaciones y Áreas Productoras de Semilla de
Pinabete (Acuerdo Gubernativo No. 198-2014), que regula el registro de
plantaciones, áreas productoras de semillas y viveros, así como el
aprovechamiento y transporte de productos y subproductos de dichas especies.
Debido a que el pinabete es una especie
protegida, está prohibido el aprovechamiento en medio natural; por ello a
través del Reglamento antes mencionado se ha regulado el registro de
plantaciones, áreas productoras de semillas y viveros de Pinabete Abies
guatemalensis Rehder, así como el aprovechamiento de productos y subproductos
de dichas especies. Esto a través del establecimiento de plantaciones, sistemas
agroforestales con pinabete y viveros, como una alternativa para la producción
y comercialización de árboles y subproductos de pinabete. El marchamo con la
leyenda INAB/CONAP es el que garantiza que un árbol o subproductos de pinabetes
son legales.
El manejo silvicultural del pinabete permite
que la especie rebrote, donde un mismo árbol asegura la existencia de hasta 4
generaciones de árboles más. Esta especie es reconocida por la forma cónica, la
cual se obtiene por las podas de formación, y principalmente por su aroma, que
es único, y que muchos guatemaltecos lo identificamos como el aroma de la
Navidad.
Actualmente los compradores pueden visitar las
diferentes plantaciones de pinabete y vivir la experiencia de visitar el área
en familia, seleccionar su árbol y cortarlo para decorar su hogar en la
temporada. Hasta la fecha se cuenta con 375.06 hectáreas de plantaciones de
pinabete, 32 viveros de pinabete registrados con una producción promedio 60,000 plantas, y la comercialización de más de 10,000 árboles navideños, 6,000
subproductos elaborados con ramilla provenientes de plantaciones y sistemas
agroforestales, y 1,800 árboles en maceta.
Para la actual temporada se dispone de 60,000 marchamos para atender la demanda de esta
especie a nivel nacional.
Para el CONAP como ente rector de la diversidad
biológica del país, y quien preside el Consejo Coordinador de la Estrategia
Nacional para la Conservación del Pinabete es de suma importancia la protección
y uso sostenible de la especie por lo que se han implementado herramientas que
permiten su conservación y uso sostenible.
Es importante resaltar que existen esfuerzos en
temas de conservación de bosques de pinabete, como el que se lleva a cabo bajo
el Programa de Compensación
a Conservación que el CONAP implementa en el Altiplano Noroccidental, junto a
comunidades y municipalidades donde se conservan aproximadamente 7,021.56
hectáreas de bosque nativo, y que además se beneficia a 6 municipalidades y sus
comunidades.
Los
bosques nativos proveen bienes y servicios esenciales para la sobrevivencia de
la población, como agua, oxígeno, materia prima, alimentos, refugio para la
vida silvestre, semillas, entre otros, por lo que el CONAP procura la
protección de esos ecosistemas.