Entre la información que circula en internet y
las conversaciones erradas con amigos, las personas corren el riesgo de verse
abrumadas por toneladas de información, a veces verdadera, pero otras también equivocadas
sobre el curso de las enfermedades.
En el marco del Mes Mundial de la Enfermedad
Inflamatoria Intestinal, Janssen, grupo de compañías farmacéuticas de Johnson
& Johnson, crea la iniciativa #SigaSinPausa con el fin de informar la
población sobre la importancia del diagnóstico y tratamiento oportuno de estas
patologías como la enfermedad de Crohn y la colitis ulcerosa.
De acuerdo con el Doctor Luis Fernando
Sandoval, Médico Gastroenterólogo y de Endoscopia Digestiva, “Esta es una
enfermedad que requiere un diagnóstico adecuado. Según la Organización
Panamericana de Crohn y Colitis (PANCCO), aproximadamente 6,8 millones de
personas en el mundo padecen Enfermedad Inflamatoria Intestinal. Si
consideramos que para 2017 la prevalencia aumentó a 33,7 casos por cada 100.000
habitantes versus 28,1 casos por cada 100 habitantes en 1990 es previsible que
aún nos encontremos en una situación de sub-diagnostico en nuestro país. Donde
las cifras nos arrojan que sólo hay un poco más de 40 pacientes en todo
Guatemala.”.
A continuación, se presentan algunos de los mitos
más comunes sobre la enfermedad inflamatoria intestinal (EII) y qué dicen los
profesionales de la salud al respecto.
“El diagnóstico oportuno es indispensable para
mejorar la calidad de vida de los pacientes y acceder a más opciones de
tratamiento. De ahí la importancia de educar a la sociedad en general y darle
visibilidad a estas enfermedades que son tan graves y crónicas”, mencionó el
Dr. Sandoval.
Mito: la EII es causada por el estrés excesivo.
Realidad: a diferencia del Síndrome del Intestino
Irritable (SII), el cual sí puede estar conducido por estrés emocional debido a
presiones familiares, de trabajo o sociales, hay poca evidencia que sugiera que
el estrés es una causa importante de la colitis ulcerosa o de la enfermedad de
Crohn.
No obstante, estudios recientes muestran que
puede haber una relación entre los dos: los períodos estresantes en la vida
pueden llevar a un brote de la actividad de la enfermedad en personas que
tienen un diagnóstico subyacente de EII.
Mito: es posible tener la enfermedad de Crohn y
colitis ulcerosa al mismo tiempo.
Realidad: Si bien estas enfermedades son
similares en muchos aspectos, no se puede tener ambas condiciones al tiempo. En
los casos en los que existen dudas de cual de estas dos enfermedades provoca la
inflamación, se usa el término colitis indeterminada.
La enfermedad de Crohn y la colitis ulcerosa
causan inflamación de los intestinos y pueden causar síntomas similares que
afectan profundamente la calidad de vida de los pacientes y que siguen siendo
invisibles ante la sociedad.
Mito: el dolor abdominal puede ser síntoma de
padecer EII.
Realidad: los síntomas iniciales pueden ser
bastante genéricos, como el dolor abdominal, lo que hace que se pueda confundir
fácilmente la EII con otras enfermedades. Pero, a diferencia de lo que sería
estreñimiento o una infección intestinal, la condición tiende a empeorar con
otros síntomas como la diarrea concurrente, sensación de hinchazón abdominal,
urgencia y dolor al defecar, fatiga o agotamiento, fiebre y pérdida de peso.
La falta
de control sobre estos síntomas podría afectar gravemente el estado general del
paciente, causando manifestaciones extraintestinales con un impacto negativo
sobre la calidad de vida.
Mito: no existen opciones de tratamiento para
la EII.
Realidad: aunque la EII es crónica y aún no
tiene cura, es posible de controlar gracias a tratamientos adecuados que
permiten recuperar la calidad de vida, autonomía y libertad de los pacientes.
Existen diferentes opciones de tratamiento
dependiendo el tipo de enfermedad (colitis ulcerosa crónica idiopática o
enfermedad de Crohn), la localización, el grado de la actividad inflamatoria
(leve, moderada o grave), la edad del paciente, las comorbilidades y las
manifestaciones extraintestinales, los síntomas y la respuesta a medicamentos
previos. 7
Gracias a los avances científicos, los
pacientes tienen acceso a diferentes terapias como aminosalicílicos,
corticosteroides, inmunosupresores, antibióticos y medicamentos biológicos.
Estos últimos destinados, principalmente, a casos moderados a graves.
En Guatemala, aunque no se tengan disponibles todos
los medicamentos, el Hospital Roosevelt
tiene programa de medicamentos biológicos para EII. El IGSS cuenta con casi
todos los armamentos farmacológicos del mercado mundial necesarios para tratar
la enfermedad.
Importancia de la detección temprana
La EII presenta altas tasas de sub diagnóstico
y, aunque existen tratamientos avanzados para tratarla, muchos pacientes con un
diagnóstico grave no logran acceder a ellos, lo que deteriora su calidad de
vida debido a los síntomas constantes.8
¿Cómo diagnosticar la EII?
La colonoscopia es la técnica necesaria para establecer
el diagnóstico de esta enfermedad ya que permite visualizar de forma directa la
mucosa intestinal (capa más interna del intestino) y obtener biopsias que
resultan fundamentales para identificar, no solo las zonas del intestino que
están inflamadas, sino también la gravedad de las lesiones, ya que esto permite
iniciar el tratamiento más adecuado de forma individualizada.
En Guatemala existen exámenes no invasivos como
la calprotectina fecal cuantitativa, la velocidad de sedimentación (VS), la
prueba de proteína C reactiva (PCR), entre otros. “Para confirmar el
diagnóstico, se debe de realizar, de forma inicial, una colonoscopía con toma
de biopsias. Esta debe ser realizada por un gastroenterólogo endoscopista con
experiencia en EII”, indicó el Dr Sandoval.
El especialista determinará las evaluaciones
clínicas a las que deberá someterse el paciente y, con ello, realizará un
diagnóstico preciso y oportuno para iniciar en tratamiento adecuado. Es
importante investigar la fuente del problema para evitar que la enfermedad
empeore con el tiempo, generando lesiones intestinales graves que, a menudo,
comprometen el órgano de forma permanente.
“Todo
paciente con sospecha de EII debe ser referido a unidades con programa de EII,
como el Hospital Roosevelt o IGSS. Si se agiliza la referencia, el diagnóstico
es rápido. Sin embargo, la realidad es otra y los pacientes pasan años sin
diagnóstico. Esto no es solo un problema en Guatemala, sino en muchos países
del mundo”, concluyó el Dr Sandoval.