Al
tener un menor acceso a alimentos nutritivos, nuestra seguridad alimentaria se
ve amenazada. Después de experimentar una caía constante durante una
década, actualmente el hambre mundial está en aumento y afecta 9,9 por ciento
de la población del mundo. De hecho de 2019 a 2020, la cantidad de personas
desnutridas aumentó en 161 millones. Se trata de una crisis provocada, en gran
medida, por conflictos, el cambio climático y la pandemia del COVID-19.
La
seguridad alimentaria es más que tener acceso a alimentos
La
definición evolucionó en las últimas décadas y la más actual indica que la
seguridad alimentaria incluye el "acceso a alimentos nutritivos". Según
la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura,
aproximadamente tres mil millones de personas, casi el 40 por ciento de la
población mundial, no tiene acceso a una dieta saludable nutritiva y a mil
millones de personas más les pasaría lo mismo si se producen hechos
impredecibles que reduzcan sus ingresos un tercio. Si continúan las
tenencias recientes, la cantidad de personas afectadas por el hambre a nivel
mundial superaría 840 millones para el año 2030.
En general, no hubo un progreso mundial para garantizar que todas las personas tengan acceso seguro a alimentos nutritivos y suficientes durante todo el año ni para erradicar totalmente todas las formas de malnutrición. Los principales factores que impiden avanzar, sobre todo cuando existen muchas inequidades, son los conflictos, la variabilidad y los extremos climáticos y las recesiones y caídas económicas. El camino hacia la seguridad alimentaria se dificultó como consecuencia del brote del COVID-19. De hecho, según un estudio realizado por OnePoll a nombre de Herbalife Nutrition y Feed the Children, seis de cada 10 estadounidenses enfrentaron la inseguridad alimentaria en algún momento de su vida y a 73 por ciento de ellos le ocurrió al inicio de la pandemia.
Vivir
en desiertos alimentarios limita el acceso y contribuye a las disparidades para
tener una vida saludable
La
falta de acceso a alimentos saludables en los desiertos alimentarios se traduce
en disparidades para tener una vida saludable y en altas tasas de enfermedades
crónicas. Algunos barrios de Estados Unidos, sobre todo en las zonas de bajos
ingresos, se denominan "desiertos alimentarios" porque sus residentes
no viven cerca de supermercados ni de otros negocios de venta de alimentos que
tengan alimentos accesibles y nutritivos. Los determinantes sociales para tener
una vida saludable desempeñan un rol importante en los desiertos alimentarios.
Un
estudio reciente de Rudd Center for
Food Policy and Obesity determinó que, además de los “desiertos
alimentarios” o la falta de opciones de alimentos saludables, incluyendo frutas
y verduras frescas, los barrios de bajos ingresos están plagados de “pantanos
alimentarios” o con sobreabundancia de opciones no saludables como restaurantes
y negocios de comidas rápidas. Los residentes de bajos ingresos de estos
barrios y quienes carecen de medios de transporte dependen más de los pequeños
negocios del barrio que tal vez no vendan alimentos saludables o que los
ofrezcan a precios más altos.
Entre las comunidades de bajos ingresos e inseguridad alimentarias, el acceso desproporcionado a alimentos saludables y accesibles contribuye a una mala nutrición y perpetúa las disparidades para tener una vida saludable, que conllevan altos índices de obesidad y otras enfermedades crónicas. La inseguridad alimentaria en las comunidades marginales se asocia a altos índices de algunas enfermedades crónicas tales como diabetes, enfermedades coronarias y algunos tipos de cánceres.
La
coyuntura para mejorar el acceso a alimentos saludables es crítica
Son
críticas las soluciones para enfrentar la escalada de este desafío, incluyendo
la necesidad de promover el acceso y comportamientos en pos de dietas
saludables sostenibles. La educación para llevar una vida saludable y encontrar
una comunidad con personas que piensen igual puede ayudar a cambiar las
perspectivas de la gente respecto de sus decisiones y comportamientos
saludables permitiéndoles optar por alimentos y bebidas más saludables. La
educación en nutrición y contar con una comunidad contenedora ayuda a que la
gente elija mejor entre los alimentos "procesados" que tiene a
disposición. Los productos de nutrición envasados pueden dar soluciones
convenientes a los escenarios de desiertos alimentarios. Los beneficios de los
productos incluyen conveniencia, perfil nutricional completo y vida útil.
Incluso
en las comunidades que son desiertos alimentarios, se puede comer saludable si
tomamos decisiones informadas gracias a la educación. Entender la información
nutricional en los rótulos de los alimentos es una forma de poder tomar
decisiones más inteligentes a la hora de comer y optar por una variedad de
alimentos y bebidas con mayor densidad de nutrientes. Tener una vida saludable
es un concepto holístico y la nutrición equilibrada es tan solo un componente
de tener una vida más saludable y feliz. La actividad física regular puede
ayudar a reducir la carga de enfermedades crónicas como las enfermedades
coronarias, diabetes y algunos cánceres, así como también evitar la muerte
prematura. Nunca es muy temprano ni muy tarde para realizar cambios positivos
en la dieta a fin de llevar una vida más saludable y feliz.