Nuestro sistema inmune y la salud muscular son esenciales para vivir saludables y tienen interconexiones que antes no conocíamos.
Nuestro sistema inmune es la defensa que siempre
está trabajando, protegiéndonos contra infecciones, elementos extraños y
enfermedades. Mientras nuestro sistema inmune se encuentra operando bien,
generalmente no pensamos en él, a menos que seamos conscientes de que lo vamos
a necesitar. De igual manera, cuando nuestros músculos están sanos nos llevan,
nos traen y nos permiten ser independientes. Pensamos en nuestra salud muscular
cuando empezamos a sentirnos limitados, hemos sufrido de una enfermedad o hemos
permanecido muy quietos y resentimos no podernos mover como lo hacíamos
usualmente. Ambos sistemas son esenciales para vivir saludables y tienen
interconexiones que antes no conocíamos.
Los músculos producen y liberan compuestos que
juegan un papel importante en la proliferación, activación y distribución de
algunas células del sistema inmunológico2. Resultados de diversos estudios
muestran que la pérdida de masa muscular está asociada con una inmunidad
comprometida y aumento en la susceptibilidad a infecciones3. Por otro lado, en
adultos mayores se ha demostrado un aumento de los marcadores de inflamación
asociados con la baja masa muscular y la función muscular4,5,6. Finalmente, el
músculo es uno de los principales sitios de almacenamiento de los aminoácidos,
que son los componentes básicos de la proteína, y que el cuerpo utiliza durante
una infección o trauma7.
Por ello, la Dra. Yumaira Chacón, Gerente
Médico para Abbott, explica que “dada la evidencia que vincula el músculo
con el sistema inmunológico, mantener o mejorar la salud muscular es una
prioridad”.
Para cuidar los músculos:
Realiza ejercicio de manera regular: Realiza
al menos 150 minutos de ejercicio de intensidad moderada a la semana e incluye
entrenamiento de resistencia (uso de pesas y movimientos contra una resistencia
adecuada) para ayudar a mantener los músculos y la fuerza.
Consume suficiente proteína: Incluye
alimentos como pollo, mariscos, huevo, nueces, frijoles o lácteos en tu dieta e
intenta consumir entre 25 y 30 gramos de proteína por cada comida (en las tres
comidas del día). Los adultos mayores de 65 años pueden necesitar mayor
cantidad de proteínas que los adultos más jóvenes8. Es necesario consumir
proteína de alta calidad y dividida en tres porciones similares distribuidas en
el día. Las proteínas fortalecen y apoyan la salud inmunológica, previenen
enfermedades y ayudan a que te recuperes.
Sigue una dieta nutritiva: Elige una dieta
equilibrada que contengan todos los grupos de alimentos y así podrás conseguir
los nutrientes que tu cuerpo necesita.
Qué se debería considerar si se opta por una
suplementación nutricional: Un buen suplemento nutricional debe contener
todos los nutrientes necesarios en las concentraciones adecuadas que ayuden
verdaderamente con los propósitos de su consumo. Puedes consultar a tu médico o
nutricionista. Se recomienda que contenga proteína alto valor biológico y HMB,
un compuesto natural, puede ayudar a preservar y desarrollar la masa muscular,
además de evitar la degradación muscular. Junto con el ejercicio, el HMB
también puede ayudar a mejorar la fuerza muscular y la función.9 Si bien
el HMB se encuentra naturalmente en alimentos como el aguacate y la toronja, es
difícil obtener suficiente solo de las fuentes de alimentos.10
Cualquier esfuerzo para mantener o mejorar la
masa muscular se verá reflejado en grandes beneficios para la salud. Emprender
acciones rutinarias para mantener los músculos y el sistema inmune te dará la
confianza de no tener que pensar en recuperarlos cuando ya estén comprometidos.