La cultura y el liderazgo en ciberseguridad, esenciales para proteger a las organizaciones guatemaltecas
Los errores humanos
continúan siendo la principal causa de incidentes de seguridad, representando más del 60% de las brechas de datos
reportadas en los últimos años según el DBIR 2025 de Verizon.
Entre los errores más
frecuentes se encuentran el uso de contraseñas débiles, la descarga de archivos
maliciosos y la pérdida de dispositivos que contienen información crítica. Ante
este panorama, la cultura de ciberseguridad debe formar parte integral de la
cultura empresarial guatemalteca, involucrando a todos los colaboradores sin
importar su rol, nivel de liderazgo o tiempo dentro de la organización.
Perry Carpenter, estratega en el tema
de Riesgo Humano, en su libro titulado The Secure Culture Playbook: An Executive guide to reducing risk and
developing your human defense layer; define la cultura de seguridad como “las
ideas, las costumbres y los comportamientos sociales de un grupo que influyen
en su seguridad”. Este enfoque busca establecer buenas prácticas que permitan a
las organizaciones contar con un entorno más seguro y planificado, reduciendo
las probabilidades de incidentes y la disminución de brechas de ciberseguridad derivadas
de errores humanos.
De acuerdo con lo reportado en el
informe del DBIR, el ciberataque denominado ransomware está presente en el 44%
de las brechas a nivel global, con una media de pago cercana a US$ 115 mil. El
estudio recogió datos regionales a través de organizaciones especializadas en
ciberseguridad como SISAP, identificando 1,476 incidentes asociados a errores
humanos, de los cuales 1,449 provocaron exposición de datos, siendo el 98%
responsabilidad de personal interno. Esto
evidencia que la inversión en tecnología, aunque necesaria, no es suficiente:
el riesgo humano sigue siendo un factor crítico para las organizaciones guatemaltecas.
Gestión del
riesgo humano: un enfoque integral
La tecnología
adquirida no es suficiente para proteger a una organización, aunque la
inversión en hardware y software es importante, existe un riesgo latente que
poco se considera dentro de una estrategia de ciberseguridad: el riesgo humano.
La gestión del
riesgo humano evoluciona, no se trata únicamente de una concientización activa
y pruebas controladas para los usuarios; es un enfoque integral que administra
los riesgos originados por el comportamiento, las decisiones y la interacción
entre humanos. Debe reconocerse al humano como una vulnerabilidad potencial en
el contexto de ciberseguridad extendiéndose a los riesgos operativos y por
supuesto estratégicos.
Más
allá de la concientización, la gestión del riesgo humano requiere un enfoque
completo que incluya:
·
Políticas y
procedimientos claros y conocidos por todos los colaboradores
·
Fomento de
responsabilidad individual en la ciberseguridad
·
Monitoreo de
comportamientos inusuales y potencialmente peligrosos
·
Control de acceso a los
recursos según el nivel necesario de permisos y privilegios
·
Capacitación constante
Implementar una
cultura de ciberseguridad centrada en el riesgo humano plantea retos
importantes para las organizaciones. Entre ellos destacan la falta de recurso
para programas continuos; la resistencia al cambio al recibir los nuevos
lineamientos de ciberseguridad; las amenazas externas dependiendo del giro de
negocio de la organización, que puede hacerlos un blanco más apetecible para
los ciberdelincuentes; y lo más importante a resolver, la falta de compromiso
de la dirección, que limita la adopción de medidas de seguridad por parte de
los colaboradores.
Los ejecutivos de alto nivel, por
el acceso que poseen a información sensible requieren una formación más
especializada que incluya la gestión de decisiones
estratégicas, el conocimiento de planes de respuesta a incidentes y su rol en
la comunicación interna y externa durante una brecha de datos. Solo con el
liderazgo activo de la dirección es posible consolidar una estrategia sólida de
ciberseguridad.
“Una premisa es segura,
el fortalecimiento del factor humano puede reducir significativamente la
exposición a los ciberataques y proteger los datos y activos más valiosos para la
organización. El compromiso de la
dirección marca la diferencia al impulsar una cultura de ciberseguridad sólida
y en constante evolución. Esta madurez no solo brinda confianza a socios
y clientes, sino que también se convierte en una ventaja competitiva que
acelera el cumplimiento de las metas estratégicas y el crecimiento sostenible
de la organización.” afirmó Ingrid
Delgado, Customer Education & Awareness Manager de SISAP.

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